Atrapados en una Extraña Situación
Los programas de microcrédito están atrapados en una extraña situación. Se les culpa por ser dependientes de las donaciones. Se anota que no pueden expandirse porque no tienen capacidad de absorción. Pero, en realidad, la mayoría de los programas ni son dependientes de las donaciones, ni tienen por qué serlo si se les permitiera recibir depósitos del público. Pero las leyes no les permiten hacerlo, porque no son instituciones financieras. Si pudieran recibir depósitos, serían totalmente independientes del dinero de los donantes y podrían expandir sus programas con el dinero que ellos mismos movilicen. Algunos de los socios del Fideicomiso Grameen se han transformado en bancos (CARD, Nirham), pero otros todavía luchan con el tema de la identidad legal y operan en la zona gris de la ley. Crear un espacio legal para los programas de microcrédito es esencial para permitirles crecer sin obstáculos. Una vez que un programa de microcrédito está legalmente autorizado para aceptar depósitos públicos, puede resolver inmediatamente el problema de ubicar fuentes de fondos para expandirse. En el Banco Grameen vemos esta situación muy claramente. Recientemente hemos introducido un nuevo sistema para la apertura de sucursales. Una sucursal nueva, al momento, comienza recibiendo depósitos del público, en lugar de comenzar ubicando grupos de prestatarios –que era el sistema tradicional para abrir una sucursal nueva del Banco Grameen. Una sucursal nueva busca prestatarios/as solamente cuando ha movilizado los fondos suficientes para poder conducir sus actividades de préstamo dependiendo totalmente de sus propios depósitos. Se les aclara muy bien que tienen que encontrar sus fondos localmente, pues nunca recibirán fondos de préstamo de la matriz. Esto está funcionando muy bien. En algunos países, como las Filipinas, Paquistán, Nepal, Uganda, México y Venezuela se han creado leyes para el microcrédito. Estas leyes pueden servir como ejemplos para crear leyes en otros países. Sería útil diseñar el marco general de una ley para establecer bancos de microcrédito, cuyos principales elementos puedan aplicarse o adaptarse en cada país. El microcrédito ha recorrido un largo camino. Las ONGs líderes en la operación de programas de microcrédito han alcanzado una etapa de desarrollo en que deben considerar seriamente los pros y los contras de convertirse en instituciones financieras formales, si existen leyes adecuadas para ello. El Banco Grameen se convirtió en un banco formal en 1983, por efectos de una ley especial aprobada por el parlamento. En muchas ocasiones he argumentado la necesidad de generalizar la ley del Banco Grameen para permitir a las ONGs en Bangladesh crear bancos formales, amparadas en esta ley general. Ha llegado el momento de considerar este asunto muy seriamente. Paquistán ha aprobado una ley para crear Bancos de Microfinanzas (BMF). El primer banco de microfinanzas ya ha sido creado gracias a esta ley. Este debería ser un buen caso de estudio, como antecedente para esbozar una nueva legislación para crear BMFs.
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